El lunes 20 de febrero comenzamos un Curso de Tapas en el Hotel San Antonio el Real Restaurante Claustro, dentro de la tercera edición del Aula de Cocina de Caja Segovia. Alrededor de una docena de personas interesados por la cocina aprendemos, de la mano del chef Diego Isabel Gallego, a ser un poco más "cocinillas". Junto a él y sus conocimientos nos embarcamos en el velero de la gastronomía, sumergiéndonos en los entresijos que deparan la elaboración de unas tapas de alta alcurnia.
Antes de ponernos manos a la masa, aunque con gorro y mandil ataviados, cada día Diego nos explica las cuatro tapas que prepararemos en aproximadamente tres horas. Los tecnicismos culinarios son para nosotros pan comido, aunque siempre se nos escapa algo que con soltura, claridad y rapidez el chef nos aclara.
Hablaré de la cocina, porque no es para menos. Me llamó la atención el orden que tienen (y comparo con algunos de los mejores restaurantes de Madrid), un sitio amplio y aprovechado, un lugar en el que nos hicieron sentirnos como en casa desde el primer minuto. Los fuegos, las planchas, las freidoras, los hornos, la mandolina, las tablas, ingredientes frescos… nada más entrar te apetece coger una cazuela, una cuchara de madera, un cuchillo… lo que sea y ¡a cocinar!
Poder hacer un plato, una tapa en nuestro caso, en un sitio así es todo un lujo para una aficionada como yo.
El primer día Diego nos propuso cuatro tapas:
Bombón de foie con manzana reineta
Parmentier de patata, bolétus y huevo de codorniz
Tartar de atún, tomate y pistachos con ajo blanco
Langostinos fritos kataifi con salsa de curry
Divididos en grupos de 3 personas, cada grupo se encargó de la elaboración y presentación de una de las tapas, realizando al menos, una por comensal.
Antes de ponernos manos a la masa, aunque con gorro y mandil ataviados, cada día Diego nos explica las cuatro tapas que prepararemos en aproximadamente tres horas. Los tecnicismos culinarios son para nosotros pan comido, aunque siempre se nos escapa algo que con soltura, claridad y rapidez el chef nos aclara.
Hablaré de la cocina, porque no es para menos. Me llamó la atención el orden que tienen (y comparo con algunos de los mejores restaurantes de Madrid), un sitio amplio y aprovechado, un lugar en el que nos hicieron sentirnos como en casa desde el primer minuto. Los fuegos, las planchas, las freidoras, los hornos, la mandolina, las tablas, ingredientes frescos… nada más entrar te apetece coger una cazuela, una cuchara de madera, un cuchillo… lo que sea y ¡a cocinar!
Poder hacer un plato, una tapa en nuestro caso, en un sitio así es todo un lujo para una aficionada como yo.
El primer día Diego nos propuso cuatro tapas:
Bombón de foie con manzana reineta
Parmentier de patata, bolétus y huevo de codorniz
Tartar de atún, tomate y pistachos con ajo blanco
Langostinos fritos kataifi con salsa de curry
Divididos en grupos de 3 personas, cada grupo se encargó de la elaboración y presentación de una de las tapas, realizando al menos, una por comensal.